Glifosato sus efectos.
El
agroquímico herbicida Glifosato es ubicuo, encontrándose cuando se
lo busca en el ambiente (agua, aire, suelo), alimentos (ver por ej.
González-Ortega, E. et al., 2017), en seres humanos (orina, sangre,
placenta, ver por ej. Aris & Leblanc, 2011; y ATG, 2018).
Sus formulaciones comerciales incluyen otros compuestos (adyuvantes, impurezas)
que potencian la toxicidad del herbicida o son tóxicos per se. Un claro ejemplo es la POEA POE-15, citotóxica a dosis bajas en estudios realizados en tres líneas celulares humanas. (Mesnage et al., 2013; Defarge et al., 2017). Asimismo, dichas formulaciones suelen presentar otros contaminantes tóxicos como los metales pesados, arsénico, cromo, cobalto, plomo y níquel, disruptores hormonales (Defarge et al., 2017; ATG, 2018).
En la Biota también se lo encuentra de manera ubicua y sus efectos han sido estudiados en microorganismos (provocando disbiosis, con ansiedad y comportamientos depresivos en modelos murinos, -recordemos que fue patentado en su momento como antibiótico, U.S. Patent 7.771.736, 2010-), hongos (promoviendo por ej. el crecimiento de cepas de Aspergillus productoras de aflatoxinas), fito y zooplancton, macroalgas, insectos (polinizadores, mariposas, “benéficos” –utilizados en Control Biológico- ), crustáceos (cangrejos, camarones, microcrustáceos), nemátodos, oligoquetos (varias especies), moluscos (ostras, gasterópodos, mejillones), arácnidos, peces (varias especies), anfibios (varias especies), quelonios (tortugas), reptiles (caimanes), aves (incluso en las de producción industrial, donde se encontró que las bacterias patogénicas Salmonella entritidis, Salmonella gallinarum, Salmonella typhimurium, Clostridium perfringens y Clostridium botulinum (sic) son altamente resistentes a este compuesto, mientras que las benéficas tales como Enterococcus faecalis y E. faecium, Bacillus badius, Bifidobacterium adolescentis y Lactobacillus spp. son moderadas o altamente sensibles, Shehata et al., 2015), otros mamíferos (varias especies). Los daños provocados por el Glifosato se han evidenciado a niveles moleculares, celulares, tisulares y sistémicos.
Al ser un agente quelante (fue patentado originalmente como tal en 1961, U.S. Patent 3.160.632) su presencia depleta a iones metálicos provenientes de los átomos de Ca, Fe, Mn, Mg, Cu, Zn, entre otros. El secuestro de estos oligoelementos hacen del Glifosato un anti-nutriente (ATG, 2018). Asimismo, provoca un afectación organoléptica en el vino, cambiando su aroma (Séralini y Douzelet, 2017).
A nivel humano, afectan a la salud a través de la ya citada carcinogenicidad (en el linfoma no Hodgkin, pero además se han estudiado varios mecanismos de fisopatología celular asociados al cáncer tales como apoptosis -muerte celular programada-, estrés oxidativo, mutagenicidad y genotoxicidad), y su rol como disruptor endócrino y enzimático. Asimismo, se ha estudiado su toxicidad crónica como hepatotóxico, y en los sistemas reproductivo, inmune, digestivo (por acción directa o asociado a daños disbióticos en la microbiota), nervioso (como neurotóxico), renal (nefrotoxicidad) y cardiovascular (ATG, 2018)
Por último, juega un rol en disfunciones psiquiátricas tales como la depresión (donde aún falta elucidar el mecanismo de acción, si directamente neurotóxico en bajas dosis o quizás también a través de la disbiosis).
ATG: Antología Toxicológica del Glifosato, 2018.
©CMD, 2018.